Su sonrisa iluminaba mi vida,
su risa perpetuaba la inocencia.
El cabello negro como la noche,
la piel, blanca como la luna.
Maremotos de caricias inundan mis recuerdos,
Ni el viento iguala su suavidad.
Su mirada, refrescante como la lluvia,
Su amor, inmenso como el mar.
Siempre tan bella como una flor,
con su aroma a jazmín, me envenenaba.
Como una nube me protegió,
como una nube se perdió.
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